Me permito la licencia N. de publicarte en este blog de las lobas, de la luna y de las diosas.
Tu poema de tarde inviernal...con el que tanto yo también me identifico, lo has descrito a la perfección...Gracias hermana!
Mantra ying para una moza que así se lamentaba en una tarde de enero o plegaria de las retenciones, según se mire.
Átame.
Átame ahora y escucha:
cualquier cosa me sirve y me dará consuelo,
la pata de la silla,
la pata de esta mesa de madera de cedro,
que es pesada y oscura,
que conoce mi nombre y sabrá retenerme.
Lo ruego, ten clemencia, cuerpo mío:
que no me vaya volando,
que no busque otra coartada
ni las alas de lechuza con las que siempre me escapo.
Átame, cuerpo mío, átame o déjame manca,
y que mis dedos no busquen urgentes los teclados,
no busquen más palabras, si no obtengo respuesta.
¡Por qué yo! ¡Por qué yo! ¡Por qué yo!
Y aquí estoy siempre en las mismas.
No me dejes cuerpo mío,
no seas más yegua de troya,
ni me dejes, hoy, de nuevo,
mover ficha yo primera*.
(*Que espabilen los muchachos o espabilemos nosotras y será mucho más fácil encontrar a otros muchachos, digo yo(?)).
*rebeso revoltoso
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2 comentarios:
Buen poema.
Vaya!!!ya sé quién es "la moza"...menuda es esta Paimei..Je!
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